Juanda-No me la deje ahí Boricua

Mamá, ¿dónde están los juguetes? Mamá, el niño Dios no los trajo...

4/20/2005

Identidad

Alguna vez le oí decir a una compañera de clase en la Universidad, que la identidad del colombiano estaba en la arepa. Lo primero que pensé: "¡Qué arepa de apreciación!". No pude más que contener la risa y darme cuenta de que yo no tengo identidad por una simple razón: no soy amante de la arepa, una arepa de maíz con mantequilla y queso no me descresta, no me da satisfacción. En resumidas cuentas, no me identifica.
Cosa contraria tal vez a lo que pensaba mi compañera de clase, quien, para no ir muy lejos, debe sentir un enorme placer -orgásmico, quién quita- por el acto de gozar comiendo arepa. Lo que fue una anécdota de clase, me lleva a pensar: ¿identidad? ¿Y qué carajos es eso? Bueno, por lo menos ya sé que en la arepa hay identidad, no sé si para todos, pero por lo menos sí para una persona a la que cada vez que recuerdo, la imagino bocado en mano, engullendo la de mote o la de chócolo y reafirmando su identidad quién sabe de qué.
Pero volvamos a la pregunta: ¿identidad? ¡Ah, Cosa difícil de definir! Pero, nada, a pensar y a poner a funcionar el cerebro a ver si encontramos la definición de este asunto. Voy al diccionario (me siento mediocre haciendo lo que hace todo el mundo cuando busca una definición, ir al texto de la Real Academia –siquiera no es Larousse, porque me daría vergüenza con Usted que lee estas líneas porque pensaría que soy un aficionado mediocre a los crucigramas. Es de buen crucigramista tener un Larousse. ¿Será que el buen crucigramista encuentra su identidad en el Larousse?)
No perdamos el rumbo. La Real Academia me dijo: Identidad: (Del b. lat. identitas, -atis). 1. f. Cualidad de idéntico. 2. f. Conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás. 3. f. Conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás. 4. f. Hecho de ser alguien o algo el mismo que se supone o se busca.
Nada, hasta el momento nada claro. Sencillamente porque en la cualidad de idéntico o en los rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracteriza frente a los demás, no siento que esté eso que llaman identidad, eso que me haga sentir un ser autentico. Malditas divagaciones que no me dejan resolver este asuntico. Y yo pensando que en la Real Academia estaba la salida sencilla a este embrollo.
Veo que el problema de haber hecho esa pregunta está color de hormiga. Sigo buscando razones: mi identidad no está en la arepa, tampoco en el diccionario. ¿Será que está en el hecho de ser latino? Si es por rasgos físicos, pues creo que por ahí sería el rumbo: mi pelo es ondulado intenso (lo digo así porque algunos dicen que estoy en el límite que divide el pelo crespo del churrusco), la piel, en días de bronceado es morena, tengo el ritmo en la sangre (con los pasos para el baile trastocados, pero que el ritmo está, está), en fin. Pero, -y siguen las preguntas- ¿sí pensaré como un latino? Mierda, se me cayó el sofisma que había logrado construir de la identidad latina.
A decir verdad, no creo que piense como un latino. Los libros que me he leído me sacaron de todo aquello que se llamara Boom literario, no soy macondiano, las mariposas amarillas me parecen bonitas pero no me hacen alucinar, ¿el niño cola de cerdo? no veo la hora de conocerlo, para reírme, en fin, muchas cosas mágicas, pero, no, no y no, por ahí no está mí identidad. En cierto momento pensé que en Andrés Caicedo había algo de mí, leía líneas llenas de cine, salsa y Rolling Stones, el asunto pintaba bien. Sin embargo, apenas empecé a ver un montón de gente con complejo de Andrés Caicedo, depresivos, melancólicos, oscuros, queriendo ser gagos como lo fue él o emulando a Angelita y Angelito, dije otra vez que por ahí no era. Confieso que no veía la hora de que todos esos desadaptados con complejo de Calicalabozo se tomaran la dosis de Seconal que le cortó las alas al caleño. Me pasó como a Alberto Fuguet, mi escritor de cabecera, al hablar de McOndo, uno de sus libros: “McOndo, desde luego, surgió cuando algunos norteamericanos consideraron que lo que yo escribía no era ni malo ni bueno sino ‘poco latinoamericano’”. Y que no me vengan a decir ahora que el spanglish mató la identidad castellana o que los extranjerismos están acabando con la preciosa lengua quijotesca.
Sigo buscando... ¿y la música? Más difícil todavía encontrar identidad. En cierto momento tuve una época en la que oí trova cubana, pero como no logré ser contestatario como quisieran todos los “compañeros” y no logré comprender “qué cosa fuera la masa sin cantera”, desistí. Mi siguiente experiencia fue con la música andina. Hombre, Mercedes Sosa, León Gieco, Víctor Jara, en fin, buena música, con sentimiento, olor a pueblo, anti stablishment, pero ¿cómo le hacía oídos sordos a la musiquita en inglés, al rock and roll, a las guitarras eléctricas, los sintetizadores, a Jagger, a los Beatles?. No nos vayamos muy lejos: de Chico Buarque a los Rolling Stones, hay una gran diferencia, y me quedo con los últimos. Nada de la identidad, una X más que debí hacer en la lista de rubros identatarios.
Calma. Sin desespero. Definitivamente este asunto de encontrar la identidad está como que complicado, pero bueno. Ya creo que no le daré más vueltas al asunto, por lo menos no más esta vez. No encontré mí identidad en la arepa, ni en el Larousse, ni en Gabo ni en Andrés Caicedo, ni en Mercedes Sosa, ni en Chico Buarque. Nada, no apareció. Ahora pienso, y entonces ¿dónde está la identidad? Creo, sin ir muy lejos, que está en seguir buscándola. Lo encontré, mí identidad está en seguir buscándola. Descansé. Amén.

4/18/2005

Pueblos que no deberían existir

Hoy confundí a Ipiales con Leticia. No me averguenzó. Me hubiera dado vergüenza si hubiera confundido a Nueva York con Chicago, o algo así. Me hubiera sentido un ignorante. Pero ante el regaño de un amigo que me increpó por mi error geográfico, saqué pecho y dije: “Ipiales y Leticia, la misma mierda”.
Ahora pienso en que tengo mucha razón y recuerdo ese momento en Dogville, la película de Lars Von Trier, en la que Grace (Nicole Kidman) habla con su padre acerca del infierno de pueblo en el que la hija vivió. La conclusión a la que llegaron fue muy clara: “hay sitios que no deberían existir”.

Digo esa frase y pienso en tanto pueblito de Colombia que por las maravillas de la organización administrativa del Estado, se llama municipio. ¿Municipio de qué? ¿Del infierno tal vez? ¿O del limbo mejor? ¿A quién carajos en el mundo le puede interesar Puerto Valdivia? ¿Qué programa bueno hay para hacer en Sutamarchán? Si uno en una ciudad grande se aburre, cómo será el desparche en Mesitas del Colegio (¡Mesitas del Colegio!). Puede que la vida de campo sea muy buena, pero no en un pueblo. Me explico: en una finca sí, con verde alrededor sí, con vaquitas y árboles de mango, sí. Pero no en un pueblo, no en el llamado casco urbano o la cabecera municipal, donde habría que soportar a un montón de peje lagartos, como los alcaldillos tinterillos que Fernando Vallejo describe como “aprovechadores públicos que se reparten y parrandean los puestos. Se los pasan de padres a hijos, de amigos a amigos, de compinches a hermanos”. Esos que se visten con cachacos color morado, de saco cruzado con botón dorado, camisa casi chalizuda y mocasines color miel. Y que no se nos olvide el paramilitar sentado en la esquina de la fuente de soda, jartando trago y mirando nenas. Mientras tanto, todos los habitantes esperan ansiosamente la semana de fiesta para honrar a la papaya, el mango, el chontaduro, las nubes, el pepino cohombro, el burro, la hormiga culona, la mazorca desgranada o cualquier símbolo que el tinterillo de turno hubiese decretado con el poder que le confiere el Estado, sin medir las consecuencias de lo que será su comportamiento durante el jolglorio: ahogarse en las mieles de Baco y esperar un machetazo ni el berraco que no va a sentir porque pues embriagado da lo mismo el totazo con el filo o el plan de la cuchilla.
No conozco Ipiales ni Leticia, pero no me provoca ir a ninguno de los dos. Puede que no sean como estos pueblos, pero hoy quería renegar de sitios así, y les tocó aguantar la diatriba. Eso es lo que pasa cuando uno nace y tiene cédula de ciudad grande.


4/16/2005

Dejémonos de Vainas.... ay la niña Mangarita


La vi de nuevo y una alegría inmensa me invadió. Ella, sí, ella, la que me sirvió para comparaciones odiosas en momentos de furia iracunda contra mi hermana. A Marisol Correa la descubrieron en Miami, tratando de huir de la imagen de la "niña Mangarita", como le decía Josefa Chivatá.

4/14/2005

Consejos básicos para llevar a sano fin un exorcismo (Garantizan puesto VIP en el cielo)

Lo publiqué en www.manzanazeta.com (edición cielo-infierno)

Nadie está exento de caer en la garras del Diablo. Nadie quiere, y ay pobre que fue el Bebé de Rosmery, tener al Mefisto adentro. Aquello que le sucedió a Regan MacNail (El Exorcista-1973), la sana niña de 12 años, que de la noche a la mañana se transformó en una criatura demoníaca que gritaba blasfemias, se masturbaba con un crucifijo, giraba la cabeza 180 grados, hablaba en lenguas muertas, escupía bilis y expelía olores nauseabundos, no es una experiencia muy agradable que digamos. Y que el cielo nos proteja y que el Demonio, Satán, Beelzebub, la Serpiente, el Dragón, el Macho Cabrio, el Acusador, el Enemigo, el Tentador, el Maligno, el Asesino desde el principio, el Padre de las mentiras o el Coco que hace "¡Buuu!" ni se le ocurra aparecerse. Algunos consejos a la hora de tener que enfrentarlo.

Lo que nunca se debe hacer
Prohibido ir a un brujo. Los videntes, curanderos, santones, indios amazónicos, tarde o temprano salen en los noticiarios con las manos esposadas. Dude aún más si el vidente, curandero o brujo, tiene imágenes santas en su casa o templo. Si es así, emplácelo: o es brujo o es católico con poderes para combatir al rey de los infiernos. Recuerde que los derechos de autor para hacer exorcismos los obtuvieron los apóstoles y, por defecto, la franquicia es entregada en exclusiva a los curas especializados en demonología.

Frente a la sensación de estar poseído
Si de repente entra en trance, los ojos se blanquean , reacciona como lobo al ver el vidrio trasero de un bus que dice"La Virgen me guía" o le da dolor de estómago sintonizar Televida, es posible que haya entrado a la dimensión de los posesos. En ese caso, llame de inmediato a la Diócesis más cercana para hablar con un especialista, pero tenga mucho cuidado con el número que marca, cerciórese de que sea correcto. Si erra, correrá el riesgo de oír en vez de consejos y ayuda profesional, sonoras carcajadas.

Primera reacción frente a un poseído
Enfrentarse a alguien que al parecer se encuentra poseído en alma y cuerpo por el Bajísimo es una prueba de fuego. Lo primero es no demostrar miedo. Quien lo demuestre puede hacer que Belcebú se la monte. Con valor suficiente láncele agua bendita al poseso. Si se quema, siga adelante hasta derrotar al Maligno. Si no pasa nada, juéguele una broma al supuesto poseso. Pringuelo con amoníaco o algún líquido inflamable para ver su reacción. Le aseguramos que tendrá una anécdota bastante simpática para contar en un futuro.

La casa infestada
Créalo, el Diablo también tiene su corazoncito. Si se mete a su casa y siente el calor de hogar, se amañará. Si esto pasa, aténgase a actitudes inquietas. Explicamos: comenzará a mover cosas, a ponerlas en otro lugar y a tratar de coger las que están en la parte alta de los muebles. No se lo aguantará. Será como un cachorro en un apartaestudio. Le recomendamos entonces que ponga un sistema de bocinas que se active con el movimiento de las cosas y repita frases como: "Diablo, no muevas eso" o "Ah, ah, caca, eso no se toca".

Si los humanos asumen estos consejos como parte de la cultura general, al igual que el baile, montar a caballo o nadar, con toda seguridad que el Diablo terminará siendo como Gasparín. De lo contrario, declárele la guerra, cargue estampita del arcángel San Miguel (experto en lidies contra fuerzas oscuras) y trate de convertirse en el verdugo de Lucifer para conseguir entrada VIP al cielo. "En el nombre de Jesús ordeno a todo demonio que pueda tener alguna influencia sobre mí, que salga para siempre. Por su flagelación, por su corona de espinas, por su cruz, por su sangre, por su resurrección, ordeno a todo espíritu maligno que salga. Por el Dios verdadero, por el Dios santo, por el Dios que todo lo puede, te ordeno demonio inmundo que salgas en el nombre de Jesús, mi Salvador y Señor. Vade Retro Satanás".

A big party. Stripper, licour and funny

Fotos de una buena fiesta.www.lomohomes.com/sicoactiva En el menú superior hay un link que se llama "shots", una vez ahí, hay una sección que se llama albums. ahí hay un album que se llama "despedida". pura cultura.

4/11/2005

Federico, el que ve el mundo al derecho y lo interpreta al revés

Les recomiendo este weblog, es de Federico Ruiz, uno de mis amigos, que es más ocioso que todos los ociosos juntos, y eso es mucho decir. En http://federicoruiz.blogspot.com/ podrán ver homenajes a papas robot con perdón incluido, chanfle y gambeta, pero menos a la mierda de perro; foto poncherazos mejorada por la maravillosa óptica digital. Muchas ociocidades que describen la personalidad de un buen amigo, lleno de onirismo con visos capitalistas sumergidos en el marketing del cual todo el día se convierte en consumidor por su propio consumismo de investigación.